MIEMBROS DE LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA Y AUTORIDADES PRESENTES:
Deseo formular a este claustro la siguiente pregunta:
¿Qué Universidad estamos construyendo?, y por tanto ¿de qué tipo de modelo de Universidad somos parte?
Y creo que la respuesta puede darse en base a tres ideas, que tienen una concepción negativa: INDIVIDUALISMO, VERTICALISMO y MERCANTILISMO.
Individualismo
La Universidad hoy se ha contraído en sí misma, se ha encerrado en sus planteles y edificios, perdiendo el contacto con la sociedad, perdiendo su vocación y carácter de Universidad Pública. Este concepto de Universidad pública, debemos entender, no se agota en la tradición ni en la participación en el Consejo de Rectores, sino más bien en la Universidad como partícipe determinante en los procesos sociales y al servicio de la sociedad. En definitiva, nos hemos sustraído de las grandes discusiones país.
Además este individualismo nos ha lleva al paulatino desaparecimiento de la idea de “comunidad universitaria”, haciendo que los diversos estamentos participen en la construcción de la Universidad descoordinadamente, sin tener en consideración los deseos, pensamientos e ideas de los demás. Estamos atravesando un lamentable proceso de fragmentamiento estamental.
Verticalismo
La Universidad no es un cuartel. La Universidad, por sus especiales características, no puede ser un lugar donde las decisiones trascendentales se tomen por algunos pocos, reunidos en consejos y entre cuatro paredes, y obedecidas si más por el resto de la comunidad universitaria.
El norte de nuestra Universidad, sus políticas, planes de desarrollo institucional, es decir, aquellas decisiones que determinan el deber ser y el alma de la Universidad, deben necesariamente ser discutidos y adoptados por TODA la comunidad: profesores, estudiantes, funcionarios; para que todas las visiones y no unas pocas sean las que determinen la marcha de la Universidad, como lo que ha sucedido con la situación de CURAUMA donde las opiniones de parte importantes de la comunidad universitaria no fueron escuchadas y respetadas.
Debemos, por tanto, como comunidad concebir y auto exigirnos, en el corto plazo un proceso vertiginoso hacia una efectiva redistribución del poder, que desemboque en una triestamentalidad democrática y representativa.
Y que quede claro, los estudiantes tenemos claro que la triestamentalidad no es un fin, sino un medio, quizás el más importante, para construir nueva Universidad.
Mercantilismo
El estudiante universitario no es un cliente de la Universidad.
Es reiterativo decirlo, la educación hoy se ha transformado en un negocio, como otras tantas prestaciones sociales, un bien de mercado y no como un medio de crecimiento personal y social. Los estudiantes de esta Universidad y sus familias, hacen mes a mes esfuerzos ingentes a través del endeudamiento, para pagar las estratosféricas cifras de una matrícula o mensualidad.
Un consuelo sería decir que lo pagado tiene como contrapartida un servicio de calidad. Pero esto lamentablemente no es así: la enseñanza en nuestra Universidad ha ido perdiendo en calidad y las razones son muchas: deficiente infraestructura, planes de estudio rígidos, poco incentivo a la investigación de los estudiantes, el hecho que los administrativo muchas veces este sobre lo académico y, quizás lo más importante, el desaparecimiento de la comunidad académica estudiante-profesor que permite una retroalimentación en experiencia, sensibilidades y saberes por la aparición de formas de contratación docente que atentan contra ella.
La discusión sobre la gratuidad está, al parecer, zanjada, pero creemos que, es de todo derecho exigir aranceles y matrículas proporcionales y diferenciadas al ingreso que cada uno tenga, proporcionales a la capacidad económica y al esfuerzo familiar de cada estudiante.
La reflexión crítica que he querido compartir con ustedes nos permite entender al menos LO QUE NO ES LA UNIVERSIDAD o LO QUE NO TENDRIA QUE HACER.
La tarea de docentes, estudiantes y funcionarios es ineludible. Es ahora reencontrar el alma de la Universidad, y pensar y refundar, sin exclusión de nadie, una nueva Universidad Católica de Valparaíso.
Presentación realizada por Jorge Sharp Fajardo, estudiante de 5º año de la Escuela de Derecho de PUCV.